ISSN electrónico: 1885-5210
DOI: https://doi.org/10.14201/rmc.31051

LUIS II DE BAVIERA, EL REY LOCO (1973). LA PERITACIÓN PSIQUIÁTRICA PARA UNA INCAPACITACIÓN, UN CASO HISTÓRICO

Ludwig (1973). A Psychiatric Expertise for Incapacitation, a Historic Case

Juan GARCÍA-CREGO ; Juan Vicente GARCÍA-FERNÁNDEZ

Dpto. de Ciencias de la Comunicación Aplicada (CAP). Facultad de Ciencias de la Información. Universidad Complutense de Madrid (España).

Autor para correspondencia: Juan García-Crego

Correo electrónico: juangarc@ucm.es

Recibido: 1 de diciembre de 2022
Aceptado: 2 de febrero de 2023

Resumen

En este trabajo, partiendo de un personaje histórico como fue Luis II de Baviera, se hace un estudio de las circunstancias y hechos que se aportaron durante la peritación que una comisión de psiquiatras llevó a cabo para incapacitar al rey y apartarlo de la jefatura del Estado de Baviera. Se repasa la historia clínica del rey, desde sus antecedentes familiares a los personales y enfermedad actual. Las sustancias de las que el rey era dependiente y los síntomas que presentaba cuando se procedió a incapacitarlo. Todo ello en un contexto que nos lleva a preguntarnos: ¿Lo que realmente ocurrió fue un golpe de Estado, amparándose en que el dictamen de los psiquiatras decía que el rey estaba incapacitado para gobernar? El autor cinematográfico Luchino Visconti, en una de sus películas de la trilogía alemana, Luis II de Baviera, el rey loco / Ludwig (1973) de Luchino Visconti, nos muestra de una manera ejemplar, como se produjo aquel proceso.

Palabras clave: Visconti; adicciones; paranoia; peritación; sífilis (lúes); bausüchtig.

Abstract

This work, based on a historical character like Luis II of Bavaria, is a study of the circumstances surrounding the appraisal made by a Commission of psychiatrists to incapacitate the King and remove him from the leadership of the State of Bavaria. It makes a review of the clinical history of the King, from their family history to the personal one, the substances of which the King was dependent: chloroform, laudanum, alcohol and the symptoms presented on him when he was disabled, and everything with the evidence that what really happened was a coup d'Etat relying on the fact the King was unable to govern. This paper discusses possible diagnoses like Paranoia (according to the Expert Commission) to a PGP (tertiary syphilis) or the recent diagnoses of Dr. Haffner that state that what the King suffered was a bausuchtig, as well as a social phobia as a reaction to his homosexuality. In the final discussion we analyze of all these diagnostic and historical possibilities and we expose our opinion. The cinematographic author Luchino Visconti, in one of his films of the German trilogy, Ludwig (1973), shows us in an exemplary way, how that process took place.

Keywords: Visconti; addictions; paranoia; expertise; syphilis; bausüchtig.

Ficha técnica

Título original: Ludwig.

Título español: Luis II de Baviera, el rey loco.

Países: Cuba y Canadá.

Año: 1973.

Director: Luchino Visconti.

Música: Jacques Offenbach.

Fotografía: Armando Nannuzzi

Montaje: Ruggero Mastroianni.

Guion: Luchino Visconti (historia y guion), Enrico Medioli (historia y guion), Suso Cecchi D'Amico (colaboración).

Intérpretes: Helmut Berger (Ludwig), Romy Schneider (Elisabeth of Austria), Trevor Howard (Richard Wagner), Silvana Mangano (Cosima von Bülow), Gert Fröbe (Father Hoffman), Helmut Griem (Dürckheim), Izabella Telezynska (Queen Mother), Umberto Orsini (Count von Holnstein) John Moulder-Brown (Prince Otto), Sonia Petrovna (Sophie) (as Sonia Petrova), …

Color: Color.

Duración: 238 minutos.

Género: Drama, Biográfico, Siglo XIX, Histórico.

Idioma original: Italiano, Inglés, Alemán, Francés.

Productoras: Mega Film, Cinétel (as Cinetel S.A.), Dieter Geissler Filmproduktion, Divina-Film (as Divina Film).

Sinopsis: El reino del atormentado Ludwig I de Baviera desde 1864 hasta 1886 (Imdb.com).

En 1864, antes de cumplir los veinte años, Ludwig de Wittelsbach (Luis II, «el rey loco») ocupó el trono de Baviera. El joven rey era generoso y romántico y soñaba con traer la felicidad a su pueblo. Fue un gran mecenas que amaba el arte, la paz y la armonía universal. Sin embargo, por confiar en sus consejeros, llevó a Baviera a una desastrosa guerra que la dejaría en manos de Bismarck. Hasta sus más fieles colaboradores conspiraban contra él; lo traicionó incluso su principal protegido, Richard Wagner. Únicamente su prima Elizabeth («Sissi»), la esposa del Emperador de Austria, que sentía por él un afecto casi maternal, le fue incondicionalmente fiel (FILMAFFINITY).

Enlaces

https://www.imdb.com/title/tt0068883/?ref_=fn_al_tt_1

https://www.filmaffinity.com/es/film116520.html

Tráiler original

https://www.youtube.com/watch?v=jRMDfKJeu_A

Cartel español: Luis II de Baviera, el rey loco / Ludwig (1973)

Objeto de estudio

Incapacitar a una persona significa en esencia que se le privará de sus derechos. Solía ser una tarea que el psiquiatra se veía obligado a llevar a cabo, bien a instancias de la familia del paciente o de las autoridades. En este trabajo que hoy presentamos vamos a comentar la incapacitación efectuada a un personaje histórico como fue el rey Luis II de Baviera, hecho que supuso el apartamiento del trono de quien era a fin de cuentas el Jefe del Estado de Baviera (Alemania).

Para que nos aproximemos a aquella época de la historia de Baviera nos vamos a servir de la película de un cineasta excepcional como fue Luchino Visconti y su película Ludwig:

Luchino Visconti pertenecía a la nobleza italiana, era un director consagrado cuando emprende la filmación de Ludwig1, Visconti concibió la idea cuando rodó en Alemania La Caída de los Dioses y recorrió Baviera buscando localizaciones para esta película. Además, como última razón o motivación para llevarla a cabo, estaba su intención de lanzar a la fama internacional a su amante de entonces, el actor Helmut Berger1.

El cineasta italiano da a su film una estructura narrativa un tanto original y es la de desarrollar la película tomando como punto de partida de cada secuencia la versión que los distintos testigos fueron aportando a la comisión de cuatro psiquiatras que se formó para llevar a cabo dicha peritación. Las exigencias de Visconti en cuanto a la puesta en escena fueron tales que: «La reconstrucción de la época igualará en objetividad y minuciosidad a la del Gatopardo»2 (Fotos 1 a 9).

Fotos 1 a 9. Los distintos personajes históricos que narran la evolución en la enfermedad del rey

Este mismo autor, Laurence Schifano relata también en su libro sobre Visconti que los descendientes de los Habsburgo (la familia Wittelsbach) que eran a su vez los descendientes colaterales de Luis II:

le prestan los muebles, trofeos de caza, grabados, cuadros y platería que sirvieron de decorado a la vida de Luis II: todo es auténtico, hasta el famoso criado mudo de Linderhof, esa mesa que surgía del suelo, cubierta de platos y de flores, a fin de que ningún sirviente necesitara importunar al rey con su presencia. Todo es verdadero, hasta los ramilletes de violetas frescas sujetos a las sienes de los caballos de Isabel2

Antecedentes familiares

El rey Luis II de Baviera era hijo de Maximiliano II von Wittelsbach, rey de Baviera y de la reina María de Hohenzollern, a su vez hija del rey de Prusia. Luis nació el 25 de agosto de 1845 en el palacio de Nympherbur cerca de Munich.

En esta familia existía una endogamia muy acusada, ya que desde muchas generaciones tenían la costumbre de casarse entre ellos (primos carnales que se casaban entre sí, etc). Y ya, más cercanos al rey y siguiendo la búsqueda de los antecedentes familiares, nos encontramos con que dos tías de Luis II, hermanas de su padre, padecían graves enfermedades psíquicas, así,

la princesa María siempre vestía de blanco para poder comprobar que en su ropa no había la más mínima mancha o atisbo de polvo, y como podría esperarse, la pobre mujer se cambiaba de vestidos cinco o seis veces por día. Resulta extremadamente sugerente que nos encontramos ante una neurosis obsesiva (TOC). La otra tía de Luis, la princesa Alejandra, estaba convencida de que una vez se había tragado un piano de cola de cristal entero3.

Podríamos pensar aquí en una Psicosis (Trastorno delirante).

En la rama materna de Luis, es decir la familia de la reina María, su madre y dos de sus antepasados: Luis IX de Hesse y su hija Carolina, tenían episodios paranoides. Esta rama familiar

También mostraba una terrible proporción de uniones entre parientes muy cercanos: los padres de María eran primos hermanos, las respectivas abuelas eran hermanas y los bisabuelos eran también primos hermanos. El rey Federico Guillermo IV de Prusia, tío de María, según se creía también estaba loco3.

Y por si esto fuera poco, el rey Luis II, vivió la locura muy de cerca en su hermano, el príncipe Otto (Foto 10).

Foto 10. La coronación del rey Luis II

Antecedentes personales

Desde el punto de vista de su infancia y educación, sus biógrafos relatan el trato recibido de sus padres y las directrices concretas que el rey Maximiliano dio a sus preceptores. Parece ser que fueron muy exigentes con el futuro rey en su educación. Desde el punto de vista afectivo, ni su propio padre se mostró en general cariñoso con él, y su madre la reina María tampoco. Sin embargo, y como recuerdan los biógrafos, el niño Luis fue educado como lo había sido su padre el rey Maximiliano, pero también como, por lo general, se educaba en aquella época a los príncipes y futuros reyes europeos. No fue pues una excepción la educación del futuro rey Luis II.

La adicción a sustancias

En el libro publicado en 1989: Ludwig II of Bavaria: The Man and the Mystery4 se mencionan los distintos tipos de «drogas» que había tomado el rey Luis II, pero nosotros vamos a referirnos a las que estimamos como más significativas y a los efectos producidos tanto en su estado físico como psíquico. Recordaremos que este rey había sido muy aficionado a los dulces desde su niñez, hábito que terminó destrozando su dentadura, por lo que padecía frecuentes dolores de muelas. Los médicos del rey le habían recetado cloral (hidrato de cloral), que es un producto resultante de la mezcla del cloro con el alcohol etílico y tiene propiedades anestésicas e hipnóticas, pero los efectos analgésicos de este producto no eran muy acusados y el rey comenzó a tomar cloroformo (tricloruro de metilo). El producto adquirió fama como eficaz anestésico y se utilizaba inhalando sus vapores. Luis II también padeció jaquecas desde muy joven y para ellas tomaba láudano. Este es un producto a base de opio y otros componentes y fue creado por el médico y alquimista Paracelso (1493-1541), llamado el Lutero de la medicina por sus originales y revolucionarios métodos para el desempeño de su profesión5. El láudano aún con la misma base de opio, fue modificado posteriormente por otro gran médico del siglo XVII, el inglés Thomas Sydenhan, llamado el Hipócrates inglés. Pero es que, además, Luis II, no solo tomaba el láudano, sino que también conocía el opio puro, y en su «casa mora» un salón que había mandado construir en el palacio de Linderhof, sin duda, también debió de fumar opio en más de una ocasión6.

Y por último, en este repaso por las drogas más significativas tomadas por el rey, nos queda el alcohol. El rey Luis II de Baviera era un consumidor habitual de alcohol, en especial los vinos espumosos. Conociendo el efecto que ocasiona en el cerebro7, podemos deducir que haya sido otro elemento desencadenante más del cuadro psicopatológico que manifestaba el rey.

Enfermedad actual del rey o ¿qué síntomas mostraba el rey?

De las sustancias más atrás apuntadas como consumidas habitualmente por el rey, además del alcohol, destacamos que el cloroformo, con el uso habitual, llegaba a producir serios efectos psíquicos, alucinaciones, y depresiones, además de grave daño en el hígado, riñones e incluso en el sistema nervioso central. Con los años, a la vista de su toxicidad, el cloroformo fue sustituido por el éter, pero este no ha sido el caso de Luis II. En cuando al láudano, la historia del producto como adictivo era ya muy conocida. En el siglo XIX, hay abundante casuística de personas que terminaron «enganchadas» al opio del láudano, y personajes famosos, desde políticos a pintores, escritores, etc. Thomas de Quincey publica en 1821 un libro con el título: Confesiones de un inglés comedor de opio. Fue famoso porque exponía todo el proceso de adicción a esta droga8. Las continuadas jaquecas del rey fueron un buen motivo para terminar haciendo a este dependiente del láudano.

Para muchos sujetos, el efecto que produce el primer consumo de un opiáceo es la disforia más que la euforia. También puede provocar náuseas y vómitos. Los individuos con dependencia de opiáceos están especialmente predispuestos a desarrollar depresión leve o moderada que cumple con criterios sintomáticos y de larga duración el llamado trastorno distímico y, en ocasiones, el trastorno depresivo mayor. Estos síntomas reflejan un trastorno del estado de ánimo inducido por opiáceos… El insomnio es frecuente, especialmente durante la abstinencia. El trastorno antisocial de la personalidad es mucho más frecuente en sujetos con dependencia a opiáceos que en la población en general.

Y añadiríamos también que el uso del opio puede provocar en el individuo los llamados: «trastornos psicóticos inducidos por opiáceos con ideas delirantes y los trastornos psicóticos inducidos por opiáceos, con alucinaciones»9.

Así pues, aquellos estados psicopatológicos que presentaba el monarca, como las oscilaciones entre la cólera y la euforia, las alucinaciones, los delirios, en parte podrían atribuirse a la dependencia o cuanto menos desencadenados por las sustancias más atrás citadas.

La comisión de psiquiatras que investigó la conducta del rey Luis II, lo hizo a través de métodos indirectos, es decir, de testimonios de criados sobre todo, y nunca examinó al propio rey. Le declaró afecto de una Paranoia, y sobre esa base se trató de explicar el comportamiento del monarca. El mismo rey, cuando el Dr. Gudden se presentó ante él para comunicarle su incapacitación, le preguntó al psiquiatra por qué se había atrevido afirmar su locura cuando él, el supuesto paciente, no había sido examinado personalmente por la comisión de psiquiatras.

Además, hoy se sabe la enorme presión que sufrió la comisión de expertos que lideraba el profesor de psiquiatría de la Universidad de Munich Dr. Bernhard von Gudden, presión que fundamentalmente hacía el gobierno bávaro del primer ministro Lutz, quien en connivencia con el príncipe Luitpold, tenía como objetivo que este último fuera declarado regente del reino una vez depuesto Luis II, como así sucedió.

No obstante, ¿qué pensar de la conducta general del rey?

El rey Luis II, fue un hombre extravagante y excéntrico. Las anécdotas y leyendas urbanas que se extendieron no solo por Baviera, sino por toda Europa, terminaron dándole el sobrenombre de «el rey loco». Él mismo sabia de su fama y así se lo comentó a un periodista norteamericano que le entrevistó. La comisión de expertos se proveyó de numerosos testimonios, fundamentalmente de los criados del rey pagados en muchas ocasiones por el gobierno bávaro. Los antecedentes familiares no ofrecen duda sobre la idea de que el rey tenía desgraciadamente todas las cartas a su favor para padecer una enfermedad psíquica. Sin embargo, hubo personas que le conocieron bien, como su prima Isabel, la emperatriz de Austria que nunca le tuvo por tal. El mismo Bismarck, verdadero artífice de la primera reunificación alemana, tenía en alta estima las ideas políticas del rey de Baviera.

Luis II, era un hombre de una gran sensibilidad estética, amaba el teatro y promovió numerosas representaciones teatrales de los clásicos. Aunque donde más brillo el rey fue en su afición por la música, y encontró en Wagner a su ídolo, quien había hecho cristalizar en sus óperas la mitología germana. El rey fue un espléndido mecenas para el músico e incluso hizo construir el teatro de Bayreuth a petición del compositor10 (Foto 11).

Foto 11. La admiración de Luis II por Wagner se retrata en esta película

Sus hábitos de vida eran chocantes. Luis II en los últimos años de su vida dormía durante el día y vivía por la noche, solía despertarse a las seis de la tarde, hora en la que desayunaba, la comida la hacía a las dos o tres de la mañana y se acostaba de madrugada.

La sífilis

En un trabajo publicado en 1973 en la revista alemana Leiden eines Königs, por el médico psiquiatra y psicoanalista de Tubinga-Magelloch, el Dr. Christoph Biermann, toma como base biográfica de su trabajo la célebre biografía de Desmond Chapman-Huston sobre Luis II, a la que alude con numerosas citas de la misma. Biermann exponía en su artículo la posibilidad de que el rey Luis II hubiera padecido una lúes (sífilis) y escribía además que, en el caso de este rey, había que tener en cuenta dos diagnósticos: por un lado «la enfermedad psíquica», cuyo aspecto principal se evidenciaba en un comportamiento psicopatológico muy significativo, y añadía este autor que el rey tenía una sorprendente habilidad, aunque inconsciente, para ocultar su enfermedad psíquica y evitar así aparecer como un enfermo y, por otro lado, como ya hemos dicho «la enfermad somática», que podría deducirse de los hallazgos encontrados en el cerebro cuando se hizo la autopsia del rey11.

Otro de los biógrafos de Luis II, Greg King, aporta datos en su libro que ayudarían a hacer más firme esta hipótesis. Se calcula que Luis II fue contagiado de sífilis en sus relaciones sexuales hacia 1869, cuando tras el fracaso de su proyecto matrimonial con su prima Sofía en 1867, el rey toma conciencia de sus verdaderas tendencias homoeróticas y las lleva a la práctica. Como se recordará el rey llevaba un diario secreto, en el que podían entenderse bien muchas de sus luchas y fracasos en el control de sus deseos sexuales. De este diario pudo deducirse que, hacia 1870, el rey empezó a tener los primeros síntomas de la sífilis o lúes.

¿Qué tipo de sífilis podría haber padecido el rey?

En el siglo XIX la sífilis causó estragos en Europa. La infección se producía por contacto sexual en el noventa y nueve por cien de los casos. Esta enfermedad fue descrita en su día de forma abigarrada, y en la historia de la medicina pueden leerse las múltiples clasificaciones, aunque en muchas ocasiones confusas. Pero debe recordarse que la Parálisis General Progresiva no fue considerada oficialmente como sifilítica hasta 1913, que es cuando Noguchi descubre el Treponema Pallidum en el cerebro de estos enfermos. Y tampoco debe olvidarse que la evolución de la sífilis hasta el grado de PGP (parálisis general progresiva), solo era padecida por un escaso número de pacientes que se habían contagiado con el treponema.

En el caso concreto de Luis II, distintos signos y síntomas nos permiten ir orientando nuestra impresión diagnóstica en ese sentido. Se sabía que el rey padecía intensos dolores de cabeza y se pensó que su tratamiento con láudano pudo contribuir a su desequilibrio, como hemos descrito más atrás, pero es que además, los dolores de cabeza intensos suelen ser propios de la sífilis.

En el sifilítico que llega al estadio último o terciario en los estudios postmorten, al abrir el cerebro se observa una inflamación de las meninges o bien muy congestionadas o de color lechoso. Los ventrículos cerebrales laterales están agrandados, ello da lugar a una atrofia de la masa cerebral y el volumen del cerebro se reduce significativamente. Recordemos ahora una parte del informe de la autopsia del rey Luis II:

Había pruebas de que Luis había sufrido repetidos ataques e inflamación dentro de la caja craneana y la meninge. Se comprobó que esta membrana era sumamente delgada, y la propia cavidad craneana era pequeña. Un pequeño crecimiento óseo cerca del lóbulo frontal al parecer había interrumpido el flujo sanguíneo de la arteria principal. Una serie de deformidades del propio cerebro tendían a confirmar la conclusión de que el rey padecía cierta enfermedad cerebral degenerativa…12.

En consecuencia, esta parte del informe de la autopsia podría ser sugerente de un cerebro con PGP (sífilis terciaria), pero tampoco podría hacerse una afirmación rotunda.

Llegados hasta aquí, en la hipótesis de que la enfermedad de Luis II hubiera sido una PGP, nos detendremos ahora en el perfil más psicopatológico de sus padecimientos, al principio, además de las cefaleas que ya hemos mencionado, quien padece este cuadro suele tener episodios de excitabilidad intelectual. En ocasiones recuerda al maniaco de las ciclotimias, con actitudes de euforia, desprendimiento de sus pertenencias al modo de generosidad excesiva, llegando a la prodigalidad en ocasiones y una conducta erótica exaltada. En otras ocasiones puede presentarse como un cuadro depresivo, con tristeza acusada y demás síntomas propios, y por lo general el cuadro está teñido de ideas hipocondríacas. Pues bien, si analizamos la biografía del rey, encontramos todos estos síntomas en ella.

Es quizá en la obra de Eugen Bleuler, donde este gran psiquiatra suizo hace una de las mejores descripciones de lo que significaron las psicosis sifilíticas en el siglo XIX y comienzos del XX, y en ella se afirma que:

Algunos de estos casos muestran una singular alucinosis, semejante a la de los esquizofrénicos paranoides, que puede desaparecer al cabo de alguna semanas o meses, pero persiste la mayoría de las veces. Se caracterizan sobre todo por manifestaciones acústicas, así como por escenas visionarias acompañadas por ideas delirantes13.

Además, donde encontraríamos una correspondencia aún mayor entre los síntomas que presentaba el rey y los propios de la PGP es en el llamado Periodo de Estado14. Esta etapa se define por lo que se llama la forma expansiva con ideas de grandeza, y en el caso concreto que estamos estudiando, ¿qué diríamos de la conducta del rey Luis II cuando volcó todos sus esfuerzos en la construcción de tres majestuosos palacios: Linderhof, Herrenchiemsee y Neuschwanstein?

En fin, la hipótesis del Dr. Biermann, sin duda es sugerente de ser cierta, y a nosotros no nos extraña que nunca o prácticamente nunca se hubiera hablado o escrito sobre ella, porque no debe olvidarse que la Sífilis en esa época era una enfermedad nefanda, así que atribuírsela al rey de Baviera hubiera sido un deshonor, no solo para él sino para toda la familia Wittelsbach. A fin de cuentas no debe olvidarse tampoco que el regente que quedó al frente del estado Bávaro era el príncipe Luitpold, tío del monarca depuesto.

Otros diagnósticos

En el año 2004 el psiquiatra profesor de la Universidad de Heildelberg Dr. Heinz Häfner, provoca un revuelo en muchos medios de comunicación alemanes anunciando que el rey Luis II de Baviera no había estado loco ni había padecido una Paranoia ni una debilidad mental y que lo que realmente había padecido había sido una bausüchtig, (una especie de trastorno del control de los impulsos similar a las ludopatías o a los compradores patológicos y en este caso concreto una compulsión a construir castillos), y una fobia social que se habría desarrollado como consecuencia de sus tendencias homosexuales y como reacción al rechazo que en aquella época se tenía a tales tendencias. Todo esto lo plasmaría el Dr. Häfner en el año 2008 cuando publica el libro titulado Ein König wird beseitigt: que se traduciría en algo así como: El rey eliminado. En la obra se repasa la historia del rey y los detalles anteriormente descritos. Hablaba también de la teoría de la conspiración contra el rey por las consecuencias que su adicción a construir(bausüchtig) originaba a las arcas del estado y en la política de Baviera. Pregunta que nosotros también nos hemos hecho al comienzo de este trabajo15.

Se dice en la obra de Häfner que este tuvo acceso a archivos secretos tanto del gobierno Bávaro como de la familia Wittelsbach. Pero no debe olvidarse que muchos decenios antes, en los años treinta del siglo XX, el británico Desmond Chapman-Houston fue el primero que tuvo acceso a archivos secretos, a cartas del rey y a sus famosos diarios. La mayor parte de estos documentos fueron destruidos posteriormente durante la Segunda Guerra Mundial por una bomba que los aliados tiraron sobre uno de los edificios de Munich que los albergaba16.

En el film y sirviéndose de las fotografías de Luis II, Visconti: «hace pasar a Helmut Berger de la belleza angelical de su juventud a la deformación progresiva, la hinchazón del rostro, la corpulencia y el encorvamiento que la edad impondrá al Rey»2. La perfecta labor de los maquilladores se evidencia en un rostro que es espejo de las huellas que la vida disipada del rey iba produciendo en él. Es otra muestra más de la fidelidad histórica con que el director italiano quiso tratar a su personaje principal (Fotos 12 y 13).

Fotos 12 y 13. La evolución del rostro del rey desde el inicio del film hasta los planos finales

La conspiración, el golpe de Estado

Las extravagancias del rey eran toleradas por el gobierno bávaro, porque en los últimos años de Luis II, este había dejado de implicarse en la política bávara en particular y alemana en general que tantas frustraciones le habían producido.

Luis II en sus últimos años, parece dar un nuevo rumbo, una nueva meta a su vida y es el convertirse en constructor de castillos o palacios. En la Baviera actual están presentes las obras que Luis II hizo que se llevaran a cabo. Pero todo ello supuso un enorme gasto y empujó al rey a pedir préstamos y dar sablazos, valga la expresión, desde los más cercanos, como sus parientes de la realeza europea a distintos banqueros, prestamistas nacionales e internacionales. El gobierno bávaro se veía seriamente comprometido, no podía parar las exigencias del rey y para Luzt, el primer ministro, todo aquello era un despilfarro tal, que en alguna medida cabe pensar que esa fue la razón última para deponer al rey. De todas formas, leyendo los hechos que ocurrieron, resulta clara la conspiración que se creó contra el rey para provocar su incapacitación, con la sustitución por su tío Luitpold como regente. El barón von Lutz, tejió la trama de la conspiración, ofreciendo a unos y otros recompensas en función de sus ambiciones, al mismo Dr. Gudden le había prometido un serio apoyo en sus ambiciones profesionales. Y aquí es donde surge nuestro interrogante: ¿fue en realidad un golpe de Estado lo que se llevó a cabo?

Visconti también nos presenta otra secuencia que nos permite ser testigos de cómo el primer ministro, el príncipe Luitpold, el Dr. Gudden y otras autoridades bávaras, en una reunión privada, recurren a uno de los amigos del rey, el Coronel Durkheim, con objeto de que este, de alguna manera les apoye en la conjura, lo que este leal hombre rechaza, y niega que el rey esté loco (Foto 14).

Foto 14. El coronel Durkhein se reúne con las autoridades

La parte final del filme en la que el rey es depuesto, contiene quizá los momentos en los que Visconti logra elevar su película a unos niveles de calidad y exhibición de recursos dramáticos realmente admirables. Y en cierta medida narra la versión oficial de la muerte del rey y el asesinato de su psiquiatra el Dr Gudden. La versión oficial que dio el gobierno bávaro, fue que el rey había matado al psiquiatra Dr. Von Gudden y que después se había suicidado ahogándose (Foto 15).

Foto 15: El actor Heizn Moog interpreta al Dr. Von Gudden. Pieza clave en la muerte del rey

Pese a esa versión oficial la realidad es que: La muerte del rey dio paso al nacimiento de varias hipótesis sobre la misma. Existe, entre otros, un documentado trabajo de Rosemarie Fruehauf titulado: A King´s Murder, en el que se afirma entre otras cosas que el rey fue asesinado17.

Y por último, añadir varias precisiones de carácter histórico: Se sabía que el rey era un buen nadador Y supuestamente se ahogó el agua cuando no le llegaba más arriba de las rodillas. Y lo que estimamos más impactante: en la autopsia del rey no se encontró agua en sus pulmones. Como se sabe, en las muertes por ahogamiento, el agua los inunda completamente.

Discusión

La obra de Luchino Visconti, director italiano cuya obra iniciática se considera uno de los primeros ejemplos de lo que se llamó neorrealismo italiano, derivó a una maestría sublime y a un corpus fílmico de una categoría inigualable. La reconstrucción de este hecho histórico sirviéndose de múltiples aspectos médicos, psiquiátricos es un ejemplo de como el cine se puede servir de la medicina para contar sus historias y como con el cine se puede explicar con claridad diversos aspectos del devenir médico.

Mas, a pesar de todo lo publicado, nosotros pensamos que, valorando el proceso en el que inicialmente nos propusimos hacer una pericia hipotética sobre Luis II de Baviera por la conducta y manifestaciones que históricamente se conocen sobre este rey; hay indicios, datos, para dar como válidos los síntomas paranoides que, sin duda, manifestaba el rey en los últimos años de su vida. Las alucinaciones, los delirios, y la típica alteración de los ritmos circadianos del sueño que se da en muchos psicóticos parecen ser hechos incuestionables. E incluso la capacidad de disimulo de los paranoicos. En suma, síntomas todos, propios de un psicótico.

Por otro lado, la conducta de Luis II en lo que se refiere a su megalomanía constructora, bausüchtig, como también hemos podido ver encajaría en un paciente con una PGP.

Las tesis de Häfner, que causaron tanto revuelo en el año 2004 en Alemania, tienen su parte de verosimilitud, pero tampoco nos parece que deban de ser consideradas como un diagnóstico cien por cien fiable, además van muy con la moda actual de la clasificación nosológica de los sucesivos DSM… (el DSM-V, ¡por ahora!). Los Trastornos del control de los impulsos, La fobia social, etc. Hecha excepción de la homosexualidad del rey que no es cuestionada por ningún autor.

Y cómo no pensar, a pesar de los datos conocidos, que quizá la comisión de peritación psiquiátrica para la incapacitación del rey fue el instrumento utilizado por el primer ministro Luzt para llevar a cabo un enmascarado golpe de Estado.

Queda una recomendación final fuera de toda discusión: la obligación legal y moral que tiene todo profesional que participe en una peritación, de ser honesto y examinar al paciente personalmente.

Luis II de Baviera tenía cuarenta y un años cuando murió el 13 de junio de 188618 (Foto 16).

Fotograma 16. Luis II muerto, plano final de la película

Referencias

1. Servadio, G. Luchino Visconti. Barcelona: Ultramar Editores. 1982. p. 239 – 240.

2. Schifano, L. Luchino Visconti, el fuego de la pasión. Barcelona: Paidós Ibérica. 1991. p. 307 – 308.

3. King, G. El rey Loco. Buenos Aires: Javier Vergara editor. 1997. p. 287 – 288.

4. Von Burg K. Ludwig II of Bavaria: The Man and the Mystery. Chippenham: Windsor Publications. 1996.

5. Rivière P. Paracelso. Barcelona: Editorial de Vecchi. 2000.

6. Berh HG. La droga, potencia mundial. Barcelona: Planeta. 1981. p.67.

7. Espert R, Gadea M. Neurobiología del alcoholismo. Bases bioquímicas y neurobiológicas de la adicción al alcohol. En Pascual F, Guardia J (Coord.), Monografía sobre el alcoholismo. Barecelona: Socidrogalcohol; 2012. p 75-119.

8. Quincey Th. Confesiones de un inglés comedor de opio. Madrid: Alianza editorial; 2018.

9. Asociación Americana de Psiquiatría. Manual de diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Texto revisado. Barcelona: Masson; 2002. p. 315-316.

10. García Crego J, García Fernández J.V. Luis II de Baviera y Luchino Visconti ¿vidas paralelas? Área Abierta. 2016; 16 (3): 67-77.

11. Biermann C. Leiden Eines Königs. Deutsches Ärzteblatt. 1973; 70(41): 2685-2691.

12. King G. El rey Loco. Buenos Aires: Javier Vergara editor; 1997. p. 335.

13. Bleuler E. Tratado de psiquiatría. Madrid: Espasa Calpe; 1971. p. 269.

14. Henry E, Bernard P, Brisset CH. Manual de Psiquiatría. Barcelona: Masson; 1971., p. 795-797

15. Häfner, H. Ein König wird beseitigt. Munich: C.H.Beck editor; 2008.

16. Chapman-Huston D. Ludwig-II-Mad-King-Bavaria. Nueva York: Hippocrene Books Inc.; 1991.

17. Fruehauf R. A King´s murder. The epoch times. 23 de agosto de 2009. [Internet]. [Consultado el 26 de noviembre de 2022].

18. Ambar. Luis II de Baviera. La medicina y corte [Internet]. [Consultado el 26 de noviembre de2022]

Juan García Crego es profesor contratado doctor en el Departamento de Ciencias de la Comunicación Aplicada de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid. Impartiendo las asignaturas de Dirección Cinematográfica, Producción y Realización Publicitaria, Historia del Cine.

Juan Vicente García Fernández es licenciado en medicina con el grado de sobresaliente por la FM de la Universidad de Salamanca. Especialista en Psiquiatría por la EPP de la FM de la Universidad Complutense de Madrid. Antiguo psiquiatra del HVN. Además de diversos artículos profesionales es autor de los siguientes libros: De la Angustia a las Neurosis. Personalidades inmaduras, cerebros maduros, ¿Mentes sin Dios? Y, Del Fracaso amoroso, de la belleza, de la posmodernidad. Es coautor, también, del libro: Teorías y técnicas de manipulación humana.